DESDE HUACHO-PERÚ
HABLANDO DE REPSOL
Con la posible compra de los activos de REPSOL se ha despertado una polémica
nacional y los huachanos tenemos la obligación moral de dar nuestro punto de
vista, que no necesariamente puedan ser del gusto de todos.
La reflexión o polémica está,
primero, en si el estado peruano debe o no participar de la
administración de sus recursos naturales o, segundo, si lo debe dejar a pleno control del empresariado
privado, sea nacional o de otros países,
incluido el chileno, a quién tenemos ‘mucho cariño’, no lo digo por
chauvinismo, sino porque es el común denominador que no comparto. Dicen estos
últimos, en sus extremos, que el estado solo debe participar en la administración del sector salud, educación
y servicios.
El empresariado y sus políticos, argumentan que el estado es un mal administrador y las
empresas públicas solo sirven como botín post electoral y que en medio de la
mediocridad, terminan siendo subsidiadas
por el gobierno y ponen como ejemplo todas las empresas públicas que han
terminado en la quiebra y en una corrupción casi total. Y es cierto. Enumerarlas en los distintos
gobiernos sería largo. Hasta hoy persisten algunas de ellas en nuestra memoria.
Pero hay que hacer la aclaración que,
los gobiernos, si bien es cierto, los
escogemos las mayorías, y los elegidos, gobiernan
en su nombre, pero nunca, o muy pocas
veces, defienden sus intereses. Pero
¿existen en otros países empresas públicas eficientes?, claro que sí, sin ir
lejos, PRETROBRAS (Brasil) y PEMEX
(México).
Pasemos a la segunda opción, que, el gran empresariado privado si es buen
administrador. Tendríamos que decirle que no siempre es así, comenzando que vulneran o han vulnerado los derechos de muchos trabajadores o
perjudica o han perjudicado al estado al no pagar sus impuestos y que muchos no
conocen de ética, como el caso de
Telefónica, o, hace pocos años, las
empresas del grupo Vulcano liderado por Luis León Rup, la Compañía de Aviación
Faucett, Banco Latino, etc., dejando, además, en la calle a muchos trabajadores. Y en el
caso de las empresas mineras y del petróleo, que atentan contra el
desarrollo armónico de la ecología o eco sistema, sin ningún miramiento.
Ahora, fijémonos si el gran empresariado de las potencias en el
sistema capitalista son buenos administradores, miremos
a países como los EEUU de Norteamérica (que tanto nos gusta) o los países
europeos como España, Grecia o Portugal, cuyo empresariado está en
quiebra y ha llevado a la bancarrota las
economías de aquellos países y ¿qué hace el estado para salvarlos?, usa los
ahorros de la población, dejándolos en
la más completa miseria y en el desamparo sobre todo a aquellos trabajadores
jubilados que depositaron sus ahorros en los bancos. O usan el dinero de los
pagos de los impuestos que realizan, sobre todo la clase media, para esos mismos
fines, ‘salvarlos’.
Entonces el problema de fondo no es si
el gobierno es o no mal administrador o,
si el empresariado privado debe ser el
único que administre los recursos del estado. El problema pasa por el
desarrollo de un programa de gobierno donde se reestructure el estado con reformas
centradas en la educación, la salud, servicios, su industria, agricultura,
pesca y economía, donde se priorice la oportunidad
para todos y la distribución de la riqueza justa. Dicho en otros términos, una Reforma
del Estado, donde convivan un estado promotor y un empresariado justo,
respetando los derechos de los trabajadores y la ecología. Claro, que primero
tenemos que tener buenos gobiernos, ¿será el de Ollanta, uno de ellos? Y, ahora,
mucho cuidado, que si al sistema capitalista no le va bien, a nosotros
también nos puede ir mal, siendo nuestra economía, una economía dependiente. Y no se salvan, ni las empresas públicas ni
privadas.