martes, 22 de junio de 2010

INTRÍNGULIS POLÍTICO


DESDE HUACHO-PERÚ

Una vez más, queda en evidencia, ahora que se acercan las elecciones de octubre, la informalidad en nuestra política. Todo es un círculo vicioso. Es la herencia de procesos electorales anteriores, y más próximo, del que se avecina.
Todo parte por el interés político mediático de los partidos políticos nacionales vía poder ejecutivo o legislativo y las normas ad portas a inicio de las elecciones regionales y municipales que imparte el Jurado Nacional de Elecciones. Pero también a la falta de organicidad e improvisación de los partidos y movimientos políticos que siempre esperan la última hora para inscribirse y que da pie a los vividores de la política. Añadámosle, la falta de principios, ética y claridad política de algunos militantes, simpatizantes y ciudadanos.
Del interés político del ejecutivo y legislativo, que quiere mediante las leyes o subterfugios de último momento desestabilizar a los partidos o movimientos que consideran un peligro para la reelección o elección de los candidatos de su simpatía o de los poderes a los que representa. Esto no es de ahora si no es una secuela de lo que puso en práctica el fujimorismo. Si no, acordémonos del difunto Alberto Andrade Carmona y el mismo Luis Castañeda Lossio. Y esto mismo se quiere aplicar a los movimientos regionales que participarán en estas elecciones regionales y municipales. También a las Presidenciales.
Contribuye a las leyes de última hora promulgadas por el legislativo e intervención soterrada del ejecutivo, las normas que trata de imponer el Jurado Nacional de Elecciones. Normas que se imponen a escasos meses y semanas del proceso electoral, sin una difusión adecuada en un país donde en muchas zonas, sobre todo alto andinas, no gozan de la fluidez de los medios de comunicación ni del adelanto del internet. Todo parte de una metrópoli que mide al Perú desde la capital como si la capital fuera el Perú. Vayamos no más a nuestra serranía, para saber lo confundida que están las provincias de Cajatambo y Oyón o los distritos por ejemplo de Leoncio Prado, Ambar, Paccho o Santa Leonor donde son pocos los pobladores que gozan del servicio de los medios de comunicación mucho menos de internet o en el último de los casos, no los tienen.
Y nada que decir de nuestros partidos o movimientos regionales. Primero que no hay conciencia política. Son partidos o movimientos que ‘nacen’ o ‘renacen’ en las contiendas electorales. No tienen organicidad y son ‘vientres de alquiler’ de candidatos que ven una oportunidad para ser autoridad elegida por la ‘voluntad popular’. O no es acaso cierto que muchos de los que hoy quieren ser Presidente Regional, consejeros o alcaldes recién hacen vida partidaria en los movimientos que hoy representan. Además, cómo estos grupos no tienen estructura orgánica a nivel del territorio nacional si son partidos políticos, o regional, si son movimientos regionales, entonces son presa fácil de los traficantes de la política que se ofrecen por ejemplo para resolver elegir ‘democráticamente’ a los candidatos de su agrupación. Y como no tienen organicidad, no pueden sostenerse económicamente y es en esas circunstancias que caen en las garras de los ‘mecenas’ o se las ingenian para ‘recurrir’ a las arcas del tesoro público para activarlos con dinero que es de todos los comprovincianos. De ahí es que muy por seguro que la mayoría de esos grupos por no decir todos están en serias dificultades para cumplir con las normas dictadas por el JNE, como por ejemplo, el de las elecciones internas. Sólo les queda ‘cumplirlas a su manera’ con’ invitados’ convertidos en ‘militantes’ a ultranza. Nadie de los grupos políticos escapa a esta realidad.
Pero eso no es todo, tiene que ver mucho con los electores. Todo este embeleco electoral que no es de ahora, es una secuencia de los anteriores. Con electores sin conciencia política, entonces algunos líderes o caudillos ven en las elecciones una oportunidad de tentar el poder político. Puede o no tener dinero o ser una persona muy reconocida en su comunidad pero el poder político es una ambición que no descartan como parte de sus objetivos ‘personales’.
A falta de conciencia política del electorado se crean o renacen partidos o movimientos regionales, provinciales o distritales. Comienzan con la inscripción, se contratan personas que por una ‘propina’ inscriben a ‘tutilimundi’ y caen incautos ciudadanos que firman padrones a diestra y siniestra. A estos grupos políticos ya inscritos, residuos de las elecciones anteriores, se le suman los nuevos que aparecen y logran su inscripción ante el JNE. A las finales ‘nadie’ sabe porque partido o movimiento está inscrito.
Consecuencias. Primero, que existen grupos políticos al por mayor, muchos que seguro no intervendrán en las lides electorales, pero que tienen vigencia y militantes inscritos. Segundo, que los grupos por no tener militantes activos o representativos recurren a los invitados, resultando ser muchos más que los militantes. Tercero, que a estos momentos esos grupos tiene dificultades para conformar sus listas de candidatos, tantos regionales como municipales, porque muchos de los ‘invitados’ sin saber están inscritos en otras tiendas políticas. Y cuarto, que pudiendo haber ‘resuelto’ sus inscripciones, quedan secuelas que van a dar motivo de tachas a las listas participantes y los manejos oscuros para resolverlos.
Cosas de ‘nuestra’ política.