martes, 15 de junio de 2010

HAGAMOS USO DE NUESTRA RESERVA MORAL


DESDE HUACHO-PERÚ

En estos últimos meses hemos recibido una andanada de avisos publicitarios dónde se hablan de las obras que está realizando el gobierno central. Pero, para no quedarse atrás, lo mismo ha sucedido y sucede con el Gobierno Regional -claro que más pequeñas y distribuidas en las provincias y muchas de las cuales le correspondería ejecutar al municipio provincial-, pero, ahora, menos mal, que con la licencia del Presidente Regional, esta propaganda se ha reducido porque tal era el escándalo del gasto realizado, y el uso y abuso en el pintado y repintado, no solo de las obras a inaugurar ya sea aulas de colegios, clínica rodante, sino el uso de indumentarias y vestidos de funcionarios y empleados, ‘dice’, simpatizantes, confundidos en los colegios y otros refulgiendo con los colores azul y amarillo. No sería raro que las medias o ropa interior de esos acompañantes en campaña también hubiesen sido del mismo color. Que insulto al buen gusto por Dios; ahora, hubiese pasado ‘piola’, como dicen los muchachos, si hubiese sido con su plata. Pero es con la del pueblo, que conchudez.
Sin embargo esta se ha trasladado al monótono spot de la campaña de Chui que nos martillea día y noche, cada media hora, en nuestros oídos, para convencernos, que Nelson es el Presidente que necesitamos los huachanos. Ésta, con la de quién será.
Ahora, hablando de obras, ¿será suficiente? Desde el periodo del 90 se ha reivindicado eso de ‘obras son amores’. Pero no es sólo de ese periodo, eso de hacer obras, viene desde los tiempos de Ramón Castilla y de Manuel Odría, todavía está presente eso de “hechos y no palabras”. Pero suponiendo que Fujimori, Alejandro Toledo han hecho y ahora Alan García está haciendo muchas, muchas obras. ¿Sólo con obras mediáticas se acabarán los problemas del Perú y nuestra región? Creemos que no. O acaso la situación de nuestro pueblo ha cambiado haciendo obras como lo hizo Castilla o Fujimori cuando las políticas de crecimiento macro económico del país no ha reducido la pobreza y extrema pobreza, la desigualdad, la exclusión social y la marginación. Y si la ha reducido en pequeños márgenes en cambio los indicadores que cualquier crecimiento de la economía solo ha favorecido a determinado sectores del país. De lo que se trata es de reorientar la política de estado y la región.
Volviendo a lo de las obras. Muchas veces, que nos queda, obras son obras. Más mal hechas que bien, pero son obras, pensamos muchas veces. Pero lo que es de mal gusto, es que este Gobierno Regional, mucho más que otros, ha colocado primeras piedras a diestra y siniestra y las ha utilizado como si ya estuvieran haciéndose. ¿Cuántas de las primeras piedras quedaran perdidas en el tiempo esperando que alguna próxima autoridad se acuerde que algún día fue una promesa más de los que nos tienen acostumbrado algunos políticos por campaña?
Ahora, siguiendo con las obras, importa que se las terminen y se las entreguen al pueblo, pero más importante es que éstas sean hechas con transparencia, que no es lo común. Aún así, ¿qué importan?, ¡claro que sí! Pero también importan las obras con carácter social, porque no todo debe ser cemento y ladrillo en un pueblo con tanta pobreza. Aquí juega un papel importante la sensibilidad social y su identificación con el pueblo. También la calidad moral de nuestros gobernantes.
Siempre que entramos a una conversación, casi llegamos a la conclusión que todo está perdido en política. Creo que no. Estas elecciones de octubre es una oportunidad para enmendar los criterios sobre nuestros políticos. Hay documentos que están tratando de corregir los viejos vicios de nuestra política con la “Hoja de Vida”. Pero más que papeles, ‘más’ responsabilidad nos cabe a los electores, porque nosotros los conocemos más que los documentos que muchas veces se acomodan a los gustos de los candidatos. Esta responsabilidad debe comenzar por escoger a futuras autoridades capaces, probas, moralmente capacitadas para ocupar cualquiera de los cargos que por elección tengamos que elegir. Una autoridad debe ser un paradigma a seguir por nuestros jóvenes y niños que son el futuro del Perú. Qué no nos vuelva a ocurrir escoger una autoridad que recién reconozca a su prole después de muchos años de nacida, que le falte el respeto a su prójimo, que ‘robe pero que haga obras’, que logre el ‘éxito’ a cualquier precio, que no respete los derechos de las otras personas, que lucre con las necesidades primordiales de las personas como son la educación, la salud, etc.
De eso se trata. Hagamos uso de la reserva moral en nuestra región. Nada se pierde con una buena elección.