martes, 23 de marzo de 2010

EL “CHATO” JOSÉ


DESDE HUACHO-PERÚ
EL “CHATO” JOSÉ

La semana pasada hizo noticia un personaje que ha llamado poderosamente la atención, quizás no de todos, pero sí de muchos. Y ha llamado a la curiosidad porque no es usual que ellos, por su conformación física, participen en contiendas electorales; al comienzo, no lo niego, me llamó a la sorpresa y luego a la sonrisa. Es que para ellos tenemos reservados un espacio, no el de su participación en la vida democrática del país, sino, en el de la comicidad. Se trata de José Antonio Flores Morante, que aspira con justicia a ser Alcalde del distrito de Hualmay.

Quiero celebrar su audacia y quiero poner su caso como un motivo de ejemplo, aprovechando que el día domingo 21 se celebró el “Día Internacional para la eliminación de la discriminación racial”, porque él, en representación de todos no está ajeno a las acciones y conductas que tienen por objeto la distinción, exclusión o restricción, en este caso, la discriminación, que no les permite desarrollarse en igual de condiciones que las ‘otras’ personas teniendo capacidad para hacerlo.

Pero para conocerlos mejor, hagamos algunas aclaraciones. Le dicen “Chato”, pero no lo es, en los términos exactos del significado de la palabra. Es un enano (extraordinariamente pequeño, diríamos, ‘más’ chato) y en este caso, él, lo reconoce. Ellos, miden máximo, los hombres 1.30 m. y las mujeres 1.20. A diferencia de los chatos, además, se les reconoce por la alteración ósea de origen cromosómico (acondroplasia), cabeza grande y huesos largos acortados simétricamente siendo normal la longitud de la columna vertebral lo que provoca un crecimiento desarmónico del cuerpo.

Ahora, viene la pregunta qué seguro muchos se la han hecho, ¿es el enanismo una discapacidad? Sí, porque presenta desordenes en su cuerpo y además porque obliga al individuo a utilizar adaptaciones o medios para contrarrestar su diferencia estructural la cual le representa una desventaja sustancial en relación al promedio de las personas. Y, no, porque puede realizarse en las posibilidades que su talla le permite cualquier actividad y si existieran las medidas adecuadas de accesibilidad, lo puede hacer en las mismas condiciones que la persona de talla promedio. Eso de discapacidad se refiere a lo que dicta la “media” de la población, por lo que ello queda a nuestro criterio. Pero sobre todo, al de ellos. Acaso no se mueven, oyen, hablan y piensan tan igual que las personas que consideramos “normales”. El problema es que el mundo está adaptado para las personas que alcanzan por lo menos 1.60 m. de estatura: cajeros electrónicos, teléfonos públicos, interruptores de luz, cerraduras de las puertas, estantes, mostradores, andenes, escalones, alturas de las puertas de ingreso a los automóviles y otros objetos. Muchos cometen el error de comparar o miden su inteligencia y capacidad mental con el tamaño que en estatura logran alcanzar.

Uno de los típicos enanos que demostró en el Perú que si tienen una oportunidad pueden demostrar su capacidad intelectual y profesional es la del famoso empresario y ex dirigente aliancista ya fallecido, don Alfonso De Souza Ferreyra Basagoitia. Uno de los mejores dirigentes que ha tenido el Alianza Lima. Pero también podemos mencionar, el de Gary Colleman, más conocido en el mundo de la TV como el travieso “Arnold”; Paul Fusco, que hacía de personaje de peluche en “Alf”; o, Heryé Villechaize, mejor conocido como “Tatto”, en la Isla de la Fantasía.

Así podríamos encontrar muchos casos más, como en la Edad Media, que para poder sobrevivir hicieron las veces de bufones y que por su inteligencia gozaron de los favores y privilegios que le confirieron los reyes, emperadores y personas cercanas al poder real. ‘Hicieron’ dinero. No tuvieron otras oportunidades.

Volviendo a José, es digno de resaltar cómo en base a su esfuerzo ha logrado hacerse de un espacio en el mundo empresarial y familiar, aun en su condición de enano. Ejemplo para aquellos que teniendo mayores posibilidades y oportunidades para su desarrollo profesional y personal por considerarse personas ‘normales’, no lo han hecho. Ahora que está incursionando en la política vecinal, tiene probabilidades de lograr su propósito por el éxito que ha logrado en las otras facetas en sus 36 años de existencia, y se lo deseamos de todo corazón, porque condiciones no le falta.

Por último, si llega al sillón municipal, eso sí, no debe imitar de algunas autoridades ‘normales’, la falta de amor a su pueblo y la deshonestidad.