martes, 16 de febrero de 2010

¿EL PODER JUSTIFICA LOS ATROPELLADOS, LA DESHONESTIDAD,…?


DESDE HUACHO-PERÚ

En una sociedad neoliberal a ultranza donde se justifica el ‘éxito’ a cualquier precio, seguro que sí. Si no, cómo podemos explicarnos los últimos acontecimientos ocurridos en nuestra región.
Vemos casos inusuales como por ejemplo la de aquellos que antes eran persona cercana a alguno de los líderes de la región que hoy sin ningún escrúpulo resultan socios de quién ayer fue enemigo de su ex socio político. Y, lo peor, todo queda como algo ‘natural’.
En otros casos cómo entender a aquel político que ayer por la sede de la región le endilgó el término de incapaz a nuestra primera autoridad regional y hoy termina coludido con él hasta inspeccionando obras juntos (¿pura casualidad?). O que habiendo el mismo personaje hecho socio de estas elecciones a una dama lideresa de su distrito resulte socio de su enemigo político en ese distrito abandonando la sociedad por la cual juraron fidelidad y que ingenua (lastimosamente los valores se han trastocado), ella, como una muestra de su consentimiento comenzó las pintas conjuntas por su distrito sin costo alguno para el socio desleal.
O cómo entender a aquella autoridad regional que se decía ‘técnico’ que no sabe de política, ¿será cierto?, al mejor estilo de los políticos tradicionales desembarca sin ningún reparo a quien iba a ser su socio de campaña electoral por un distrito costero y presentado con bombos y platillos como una de sus ‘adquisiciones’ en su Plenaria de enero y como nuevo socio elige a otro que ya estaba en campaña haciendo pintas a diestras y siniestra por su distrito por una agrupación a quien había jurado ‘amor eterno’. O, cómo entender que sin ningún remordimiento, ya ‘casi’ ha desembarcado, si ya no lo ha hecho, a su proclamado candidato a consejero regional por la provincia ‘dicen’ que por otro producto de los ‘arreglos’ electorales y de su ‘éxito’.
Estos casos son los que se ven, pensemos cómo serán los embarques y desembarque a la ‘medianoche de este sofocante verano’ y las ‘promesas de amor’ en el día de la amistad , no sólo entre los políticos; o los pactos de todo tipo producto del dinero como dice don Francisco Quevedo y Villegas en su poema “Poderoso caballero es don dinero”: “Madre, yo al dinero me humillo, /El es mi amante y mi amado, /Pues de puro enamorado/Anda continuo amarillo. /Que pues doblón o sencillo/Hace todo cuanto quiero, /Poderoso caballero/ Es don Dinero.”
Para entender todo este menjunje quizás sea necesario retroceder el tiempo, hasta 1479, fecha de nacimiento de Nicolás Maquiavelo. El escribe una obra que es necesario releer para entender a nuestros políticos de ayer y de hoy, y si son dignos de confiar, pero no sólo a ellos, hay de los otros que se esconden en la ’penumbra de la noche’. Él, escribe “El Príncipe”, obra literaria que refleja las ideas dominantes de su tiempo de corrupción y engaños y que seguro debe figurar como un libro de cabecera de algunos de que se dicen nuestros políticos de hoy. El nos dice que en la política los hombres “combaten” como personas, con las leyes, o bien como animales, con la fuerza (del poder o del dinero).
Cuando se refiere al Príncipe, se refiere a las autoridades o líderes, y por ejemplo, en el capítulo XVIII “Si deben los príncipes cumplir sus compromisos” dice textualmente: “Muy digno es de elogio el Príncipe que conserve la fe, que obre sinceramente (como hombre) y no por astucia(como animal); pero la experiencia de nuestros tiempos demuestra que sólo han llevado a cabo grandes empresas (el de su ‘éxito’ personal y familiar, de su entorno, de su reino) los que hicieron poco caso de su palabra, que se dieron maña para engañar a los demás y al fin, supieron vencer a los que en su lealtad habían confiado.” Escribe que los príncipes que alcanzan la ‘prosperidad y el éxito’ son aquellos que saben imitar al animal, de ellos, las cualidades de la zorra y el león. Habla que el Príncipe prudente “no debe cumplir su palabra” y que nunca le faltará “pretexto para justificar el haber faltado a ella”. Habla que una de las cualidades de la zorra y que debe imitar muy bien un Príncipe es el de “fingir y disimular, porque los hombres son tan sencillos y tan acostumbrados a obedecer a las circunstancias, que el que quiera engañar siempre hallará a quién hacerlo”.
Y recomienda, nuevamente como la zorra, aparentar la “clemencia, la fidelidad, la integridad, la humanidad y la religión personificadas”… “porque en general los hombres juzgan más por los ojos que por la mano, pues todos pueden ver, pero muy pocos saben tocar (denunciar sus atrocidades). Cada cuál ve lo que parece ser; pero muy pocos saben lo que eres”. Y para explicar eso de tocar con las manos (se refiere a los actos deshonestos de las autoridades) dice “… en los actos… de los príncipes (las autoridades), contra los cuales no se puede recurrir a los tribunales” porque “la multitud no sabe en qué apoyarse” (no hay a quién recurrir, todo falla, hasta la justicia), entonces “solo se miran los resultados” que engañan.
Leer a Maquiavelo es entender la clase de políticos que tenemos y la situación de atraso en que nos encontramos. Vaya que los maquiavélicos políticos de nuestra región han resultado muy aprovechados.