miércoles, 3 de junio de 2009

UNSACA: ¿…Y LA SOCIEDAD CIVIL?


DESDE HUACHO-PERÚ

UNSACA: ¿…Y LA SOCIEDAD CIVIL?

            Algunas autoridades y políticos huachanos pareciera que sólo piensan en Distrito Electoral. ¿Y nuestra Universidad?  La miran de soslayo. ¿Cálculo ‘político’?

            Una democracia  donde la sociedad se encuentra al margen de las decisiones más importantes tiene como consecuencia la eclosión social con características de  protesta que desencadena cada vez en mayor violencia.

            Al no ser los colectivos sociales protagonistas  principales de una verdadera democracia, aparte de  la violencia,   también puede dar lugar a la aparición de pequeños caudillos o clanes en  las instituciones. Estos aprovechan las ‘libertades’ que brinda la democracia ‘representativa’ o con organizaciones  débiles y corruptas y arman subterfugios como telarañas y se apropian de un pequeño feudo.  Aquellos que nunca tuvieron acceso a una oportunidad  ven en estos adalides  espejos distorsionados de lo que hubieran querido percibir en  cualquier organismo  del estado, una oportunidad para su desarrollo técnico o profesional. Una vez integrado al clan se olvidan de sus ideales y principios y se mimetizan y luchan incondicionalmente  por el ‘líder’, el grupo (puede  politizarse) y sus gollerías. Se da en los ministerios, las regiones, municipios, etc.

            Algo parecido está ocurriendo con nuestra universidad donde alguien cree eso de En el país (ciudad) de los ciegos, el tuerto es rey”.  Todo comenzó con la denominada  ‘lucha política’ de los años ‘70 y ‘80 de alumnos y profesores por el gobierno universitario para ponerla al servicio (decían) del pueblo que a las finales terminó  convertida  en su ‘dominio’ junto a la gleba de sus seguidores. Lo sorprendente es la habilidad para conseguirlo ‘ante las narices’ de  docentes muy respetables, alumnos, autoridades y sociedad civil con el cuento de la ‘autonomía universitaria’  y no obstante no tener cargo alguno ni ser trabajador de la universidad. Su palabra es la ‘ley’, como dice la ranchera. Es capaz de lograr nombramientos en ‘concursos de cátedras’, ‘hacer’ autoridades, elevar de categoría, crear facultades o escuelas, convocar  o aumentar vacantes en los exámenes  de admisión,  ¿qué no puede hacer?,  llegando inclusive a  crear junto al clan la gran aspiración de muchos: el partido propio ‘pero’ con los recursos y  allegados de la universidad;  o tener su ‘terrenito’ en la universidad por 20 años, para asegurarse una placentera  vejez. No hay elecciones de alumnos, docentes, graduados y autoridades que se le interponga ni lista ganadora que no sea la suya o lograr el ‘apoyo’ de  algunos de los integrantes de las listas perdedoras pero con representación para los  consejos o asambleas.

            Ahora  viene la cosa ¿y cómo lo hace? Se enmascara  con la palabra ‘autonomía’.  La falta de oportunidades.  La mediocridad de algunos. La manera fácil de llegar a ser docente o autoridad. Sin requisitos se asciende de categoría. Se mejora el  ‘currículum vitae’.   Goza de impunidad ante hechos de dudosa legalidad. O vaya usted a saber de las ‘debilidades’ del ser humano. Con estas prebendas no hay democracia’ que se le resista.

            Ante este panorama aparece ‘la reorganización’  que no es la solución que quizás se hubiera querido para  nuestra “alma máter”  porque puede ser utilizada con otros fines, por eso ante la posibilidad del ‘mal menor’  los docentes de la oposición, alumnos, el gobierno regional, las municipalidades y la sociedad civil deben asumir el compromiso de estar atentos para preservar, si se aprueba la intervención,   que la Comisión Reorganizadora cumpla con los fines propuestos (no a río revuelto, ganancia de pescadores) y de esta manera garantizar  la calidad de la enseñanza, la libertad de cátedra, mayor presupuesto, etc., para qué  aquí a dos años integrarla a la realidad y  desarrollo de nuestra región y nunca  más ‘jefes’ vestidos de ‘asesores’. Dios nos ayude porque  parece que no hay alternativa.