martes, 30 de junio de 2009

HORACIO: "MAESTRO EN TU LIBRO DE LUCHA"


DESDE HUACHO-PERÚ

HORACIO: "MAESTRO EN TU LIBRO DE LUCHA"
Estamos ad portas del Día del Maestro y para muchos es obligado aludir a Horacio Zeballos Gámez (Carumas, 20 de marzo de 1943 - Moquegua, 7 de marzo de 1984). Y en estos recuerdos resalta con luz propia su amor a la libertad y la justicia social.

Pero también me ha venido a la memoria cómo intereses ‘partidarios’ te querían encasillar a sus ‘voluntades’ pero te supiste defender como defendiste las justas causas del magisterio nacional. Cuántos dolores les causaste no solo a la reacción sino a la ‘guardia vieja’ del partido, aquellos que querían cuadricularte a sus designios de predestinados por los ‘dioses del Olimpo’. Eras un líder nato y eso lo sabían unos cuántos ‘mandos’ que se decían ‘el partido’, por eso te soportaban. Pero a pesar de ser un líder de multitudes eras humilde. Tenías alma de niño. Cuántas veces te utilizaron para sus mezquinos intereses: tú no hacías los cálculos del ‘buró político’.

Y tu alma de trovador no se podía encasillar a los esquemas rígidos de los ‘dogmas’ de los jefes y jerarcas de uno de los tantos ‘partidos del proletariado’. Maestro al fin al cabo, rebelde como el alma de nuestro pueblo, como Túpac Amaru y Manco Inca, pero de gran corazón como nuestro Miguel Grau, tan noble, para ser soldado en el sentido tradicional de su significado.

Fuiste fiel a tus principios. Entregaste tu vida por amor a tu pueblo: “Servir al pueblo de todo corazón”. Y, también, al magisterio: “Siempre de pie, nunca de rodillas”.

Moriste como los grandes, como un verdadero maestro, como combatiente de las ideas, como mueren los héroes de corazón noble, nunca supiste de aprovechamientos materiales por eso tu figura señera sigue resplandeciendo y mucho más ahora que estamos necesitados de esta clase de líderes de principios sólidos para sacar a nuestra patria de la pobreza en que se encuentra. Para el magisterio y el pueblo nunca habrás de morir porque “cuando un revolucionario muere nunca muere”. Como tú van quedando pocos. Cuánta falta le haces al magisterio, al pueblo. Pero no importa, ahí está tu ejemplo descarnado, tu vida entregada a las nobles causas de las grandes mayorías.

Yo no sé a quien se le ocurrió que podías ser ‘Presidente de la República’(decían para convertirla en ‘Popular’) no porque no tuvieras los méritos suficientes para ello sino porque los fines eran la utilización de tu prestigio por una de las ‘muchas partes’ en que estaba dividida la izquierda, idea que solo podía estar en el cerebro de los que usan el doble discurso, como por ejemplo, que el ‘poder nace del fusil’ y de la ‘guerra popular’ y renegaban del ‘parlamento burgués’ pero en el fondo esa era su aspiración. Miremos dónde están aquellos que fueron sus ‘representantes’ en el parlamento ‘burgués’ y hasta dónde ha llegado tu señera figura a pesar del tiempo. Hacerle empuñar un ‘fusil de madera’ a un poeta fue la peor de las estupideces que se le pudo ocurrir ‘al partido’.

Tú fuiste un revolucionario que no conjugaba con quiénes se decían ‘materialistas’ (pero como sancho) de boca y tu protesta era justa, por eso tu arma fue la palabra de líder sindical, del político (no del tradicional), del lírico. Tu lucha no conjugaba con la violencia de la represión ni de las ideas que por circunstancias de la vida enarbolaste que no por eso dejaremos de decir que eras un luchador y eras honesto.

Basta leer tus poemas para saber tu amor al pueblo, a los niños, a la mujer, al amigo, al hermano, a la madre, que legado más lindo las palabras a esa noble mujer, que es, la madre: “Bebiendo el cristalino trago de tus senos/aprendí a no llorar /y no lloro”. “Una vieja dulce/convertida en pasa de tanto esperarme.”

Duro te dio la represión y el sistema a quiénes nunca les caíste bien pero tú ahí seguiste terco combatiendo y luchando hasta que te arrancaron la vida pero nunca las ideas que perseguiste, la del reclamo justo y la lucha por la liberación de tu pueblo.

Gloria eterna para Horacio.