sábado, 28 de junio de 2008

LUCAS

LUCAS
Caminar con Lucas era un problema. Siempre había un lugar donde tenía que hacer una parada para orinar o husmear. Solo cuando encontraba otro perro, apuraba el paso. Era un cocker spanish color caramelo, “dicen” que muy lindo. Ya tenía 4 años viviendo con nosotros. Digo con nosotros, porque igual, Miriam también lo quería mucho. Lucas, ya era parte de mi familia, que no es muy numerosa. Mi casa que no es muy grande, no guardaba espacio que no le perteneciera, los muebles, el piso, hasta la cama donde dormíamos. Tanto era así que sus pelos y su olor ya se habían apoderado definitivamente de la casa, porque al comienzo, usamos, lejía para el piso, después, mucha cera, y al final, compramos ambientadores en spray, pero más pudo su “humor”. Por la calle, ya lo conocían y era el primero en recibir los saludos, y si eran niños, eran más efusivos todavía. Fue nuestra alegría y compañero de nuestras tristezas y conocedor de nuestras esperanzas, siempre con su mirada tierna y esperando una palmada. Nos acompañaba a la escuela, a la Plaza de Armas, al malecón Roca o a cuanto paseo saliéramos. Llegó a conocer la laguna “La Encantada”, Hornillos, y hasta a Churín, nos acompañó. En la campaña electoral de elecciones municipales y regionales del 2 006, estuvo presente en los recorridos que hiciéramos con Miriam, así como en las pegatinas y las pintas, era un colaborador más, y si Miriam hubiera ganado las elecciones, es seguro que lo hubiéramos encontrado, también, recorriendo o inspeccionando las obras que se hicieran en bien de la comuna.
En su corta estadía por estos lares, sufrió también los embates de lo duro que es la vida en estos tiempos. Lo corrieron por no escoger un lugar apropiado para hacer sus necesidades, otros perros más grandes que él lo agredieron y sufrió algunos aventones de los autos al cruzar las calles de Huacho. Pero eso fue poco, fue blanco de algunas agresiones de gente que, no sé por qué y él menos, no lo querían, por su puesto que eran unos pocos. Pero él, siempre creyendo en la gente, les devolvía su mirada tierna y sin comprender algún encono en los que él no tenía nada que ver.
Pero así es la vida, implacable e incomprensible. Hace varios meses comenzó con una picazón que en sus inicios combatimos con toda clase de medicamentos. Desde para la sarna hasta las alergías. Probamos de todo, pero sus escozores y heridas se fueron extendiendo e hicieron presa de él. Agotadas las consultas a los veterinarios de Huacho, medicamentos, pruebas y exámenes, poco a poco iban quedando pocas alternativas de curación. Al contrario, los medicamentos le fueron robando su tranquilidad y su vitalidad. Qué no hicimos, y fue que en esas circunstancias tomamos una dolorosa determinación y este 4 de mayo, Lucas nos “dejó”. Cuanto hemos sentido su partida y ahora sólo nos queda recordar su mirada, su bondad, su inteligencia y su lealtad. Cuántos quisieran tener unos pocos amigos como Lucas, que diferente sería el mundo. Hasta pronto, mi querido Lucas, te vamos a extrañar mucho.

Alfredo Ruiz Gestro

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