DESDE HUACHO-PERÚ
PARA
MI TÍA “POCHA”, CON AMOR
Estimada tía Pocha, quiero dejar una
muestra de mi gratitud hacia su persona y la de mi tío Alejandro mediante este
testimonio. Supe de ti hace muchos años, en mi adolescencia, en Andahuasi, claro
que ‘más antes’, en mi infancia, de mi tío “Tallo” como cariñosamente lo llamaban.
Como a mis demás familiares no los frecuenté con las infinidades de veces que
ocurren en muchas familias. Pero las veces que lo hice con ustedes me bastó
para saber de las grandes personas que eran y ser testigo del amor que se
profesaban. Y no solo es una apreciación personal sino de muchos como el que
nos trae al recuerdo ese hermoso vals “Ventanita” con la anécdota de amor que
vivieron en su juventud y que hace mención en su último mensaje mi tío Guillermo.
Ventanita, que fue testigo de la consolidación de su amor que a pesar de los
años nunca decayó en su intensidad y que
más bien dio como frutos a sus maravillosos hijos (incluidos nueras y yernos) y los nietos y bisnietos que
hoy día la acompañan en su último adiós.
Ventanita, hecho que se recuerda, solo por la forma como se dieron las cosas de
sus amoríos. No en el significado de la canción.
Yo supongo que su amor nunca estuvo
exento de las dificultades de la vida, sin embargo, a pesar de las mareas y
tempestades, supo mantenerse incólume y enrumbar a buen puerto. Y ese es el gran
legado que nos dejan. Su ejemplo de pareja. Recuerdo que cada vez que íbamos a
su casa, la sentíamos como la nuestra por la amabilidad y el cariño con que nos
trataban a todos. Primero en Andahuasi y después en Huacho.
Como
todo en la vida, no somos eternos. Pero sí el amor que se profesaron y por el que
los recordaremos. Hoy, tía, nos deja. Nosotros estamos muy tristes, pero no así
mi tío “Tallo”. Él le está esperando. Ahora no es una sola la estrella que nos
alumbra, sino son varias por cada uno de nuestros familiares que nos llevan la
delantera, una de ellas, es la de mi padre, Juan, y nuestros ‘troncos’, Mamá
Peta y Papá Juan. Y ese es el consuelo que
nos embarga. Dios los acaba de unir nuevamente y esta vez es para siempre. El
cuerpo se nos ha ido, pero no así su ejemplo de vida. Ahí nos quedan sus
enseñanzas.
Tía
“Pocha”, salúdanos a mi tía Guillermina, Nelly, y tío Eloy, y todos los
familiares y amigos. Diles que nos esperen que ya iremos llegando poco a poco.
Un beso.
Huacho, 9 de noviembre del 2015