lunes, 9 de noviembre de 2015

PARA MI TÍA “POCHA”, CON AMOR

DESDE HUACHO-PERÚ
PARA MI TÍA “POCHA”, CON AMOR
            Estimada tía Pocha, quiero dejar una muestra de mi gratitud hacia su persona y la de mi tío Alejandro mediante este testimonio. Supe de ti hace muchos años, en mi adolescencia, en Andahuasi, claro que ‘más antes’, en mi infancia, de mi tío “Tallo” como cariñosamente lo llamaban. Como a mis demás familiares no los frecuenté con las infinidades de veces que ocurren en muchas familias. Pero las veces que lo hice con ustedes me bastó para saber de las grandes personas que eran y ser testigo del amor que se profesaban. Y no solo es una apreciación personal sino de muchos como el que nos trae al recuerdo ese hermoso vals “Ventanita” con la anécdota de amor que vivieron en su juventud y que hace mención en su último mensaje mi tío Guillermo. Ventanita, que fue testigo de la consolidación de su amor que a pesar de los años nunca decayó  en su intensidad y que más bien dio como frutos a sus maravillosos hijos (incluidos  nueras y yernos) y los nietos y bisnietos que hoy día la  acompañan en su último adiós. Ventanita, hecho que se recuerda, solo por la forma como se dieron las cosas de sus amoríos. No en el significado de la canción.
            Yo supongo que su amor nunca estuvo exento de las dificultades de la vida, sin embargo, a pesar de las mareas y tempestades, supo mantenerse incólume y enrumbar a buen puerto. Y ese es el gran legado que nos dejan. Su ejemplo de pareja. Recuerdo que cada vez que íbamos a su casa, la sentíamos como la nuestra por la amabilidad y el cariño con que nos trataban a todos. Primero en Andahuasi y después en Huacho.
Como todo en la vida, no somos eternos. Pero sí el amor que se profesaron y por el que los recordaremos. Hoy, tía, nos deja. Nosotros estamos muy tristes, pero no así mi tío “Tallo”. Él le está esperando. Ahora no es una sola la estrella que nos alumbra, sino son varias por cada uno de nuestros familiares que nos llevan la delantera, una de ellas, es la de mi padre, Juan, y nuestros ‘troncos’, Mamá Peta y Papá Juan.  Y ese es el consuelo que nos embarga. Dios los acaba de unir nuevamente y esta vez es para siempre. El cuerpo se nos ha ido, pero no así su ejemplo de vida. Ahí nos quedan sus enseñanzas.
Tía “Pocha”, salúdanos a mi tía Guillermina, Nelly, y tío Eloy, y todos los familiares y amigos. Diles que nos esperen que ya iremos llegando poco a poco.
                                                            Un beso.


                                                         Huacho, 9 de noviembre del 2015