sábado, 23 de agosto de 2008

DE RUIDOS Y SEGURIDAD

DE RUIDOS Y SEGURIDAD

Para que una comunidad se desarrolle a plenitud necesita satisfacer las necesidades básicas de salud, educación y seguridad de sus pobladores. Y son sus autoridades quienes tienen que garantizarle que esas necesidades sean satisfechas.
Y hay responsabilidades compartidas entre autoridades del gobierno central, regionales, municipales y comunales o colectivos, de unos, más que otros.
En lo que concierne a proteger la salud de la ciudadanía y brindarle seguridad personal, son dos temas los que preocupan en Huacho: el problema de los ruidos molestos y el desorden del tránsito.
El tema de los sonidos tiene que ver con los ruidos molestos que frecuentemente se producen en la ciudad. Y este malestar tiene que ver con la salud, en lo que corresponde a la provocación de la sordera (hipoacusia) y los trastornos sicológicos que nos producen (estrés). Tenemos ruidos de todo tipo y para todos los gustos: los que producen los parlantes de los conciertos y bailes de música diversa, la de los ‘cuetes’, las bandas de música, los autos con las radios a todo volumen (sobre todo los choferes jóvenes), las bocinas de los vehículos utilizadas en forma descontrolada, etc. Y estos ruidos causan un malestar ‘peor’ en la ciudadanía cuando son ruidos que sobrepasan los decibeles permisibles, dentro de la ciudad, sobre todo.
Y el otro, tiene que ver con la inseguridad que produce el desorden del tránsito vehicular: vehículos de transportes inseguros, la falta de señalización en las diferentes arterias de la ciudad, los paraderos en las calles donde no deben estar, choferes que no respetan los semáforos o señalización, vendedores ambulantes en medio de las calles de la ciudad, etc.
Pero el problema del tránsito no es solo de los choferes, sino también de los peatones. Peatones que hacen parar a las combis, taxis o colectivos en el lugar menos indicado o cruzan las vías a mitad de calle, etc. Un mal peatón es la inseguridad del chofer.
Para el caso de los ruidos molestos, la Municipalidad Provincial no se ha quedado con los brazos cruzados y para ello ha publicado la Ordenanza Municipal Nº 055-2007 y no hace mucho, su Reglamento.
En el caso del tránsito, también existen normas sobre el particular, sobre todo, vehicular, como es la Ordenanza Provincial 039-2007, complementada con el nuevo Plan Regulador de Rutas.
Y en el caso de los peatones, el 23 de julio del 2001, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) promulgó, mediante Decreto Supremo Nº 033-2001-MTC, el Reglamento Nacional de Tránsito y su respectiva escala de multas, en los que se sanciona, también, a los peatones infractores de las reglas de tránsito. Entonces, normas no faltan.
Lo que llama la atención es que a pesar de las normas nacionales (existen varias), ordenanzas (las hay hasta con modificatorias) y el Decreto Supremo en mención, son todas, letra muerta. Es como si no se hubieran publicado porque subsisten los mismos problemas desde antes que se publicaran y después de publicadas.
Ahora, estos dos problemas son ‘agudos’, por qué con o sin normas, persisten. El problema no es de normas o leyes. ¿Entonces, cuál debería ser la solución? Es un trabajo de ‘largo aliento’. Inculcar desde la casa el respeto a la tranquilidad del prójimo. Educación vial, desde la escuela (Proyecto Educativo Regional, que no existe). Acciones concertadas entre nuestras principales autoridades y la parte involucrada que tienen que ver con el problema para que las normas se cumplan. Rigurosidad en las sanciones a aplicar a los infractores de las normas. Y algo ocioso de decirlo, pero hay que hacerlo, es que, los que se encarguen de aplicar las normas, no sean tan ‘débiles’ y se dejen ‘romper la mano’ (y esto es en todos los niveles).

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