DESDE HUACHO-PERÚ
ALGUNAS REFLEXIONES POR EL 1 DE MAYO
Desde 1850, la Revolución Industrial
comienza hacer sus estragos. Y sus consecuencias se dejarían notar con las
protestas por las injusticias que se cometían con los trabajadores de las
fábricas así como la de los terratenientes en el campo. Justamente una de sus
protestas y reclamos a nivel mundial marca
un hito en la consecución de las ocho horas de trabajo y es por eso que los 1
de mayo se conmemora la acción de la
organización laboral de los “Los Caballeros del Trabajo de Chicago” que realiza
tareas en demanda de reducir las hasta muchas veces 16 horas de jornada laboral
que se practicaban en las fábricas los Estados Unidos de Norteamérica y otros
países de Europa. El lema de combate fue
“Ocho horas de trabajo, ocho horas para el sueño, y ocho horas para la casa”
que finalmente tras diversas huelgas y marchas se resolvió que el 1 de mayo de 1886 sea el día
inicial para esas horas de jornada laboral. De aquella época es famosa la
“Revuelta de Haymarke” donde la policía se enfrentó a los trabajadores dejando
como resultado dos muertos y varios heridos.
Para el Perú, en especial para los
huachanos, el 1 de mayo tiene una significación
muy especial, no porque acciones similares se realizaran en esa fecha, el mismo día, sino por la trascendencia de dos hechos de
lucha que años y meses después que en EE UU en fechas diferentes se llevaran a cabo en nuestra patria y en nuestro
Huacho. La primera jornada se realizó un 28 de agosto de 1916 y se inició en la
Hacienda Chacaca donde unos 3 mil jornaleros realizaron duras acciones y en la
que ofrendaron sus vidas Ernesto Maturrano de Luriama y Cayetano Romero de
Hualmay y tiene mucho más valor para
nosotros, los huachanos, porque era la primera
vez que en el Perú el sector campesino
logra la conquista de las ocho horas. La segunda jornada data del 5 de junio de 1917 cuando se inició una Huelga
General propiciada por la Unión de Jornaleros de Huacho y también por mejores
condiciones de trabajo y que dejó como saldo trágico la muerte de Irene
Salvador Grados de Lino de Tomaycalla y Manuela Díaz Chaflojo del Barrio del
Molino.
Estas jornadas de lucha tanto en EE UU de Norteamérica como en el Perú
y otras partes del mundo significaron logros importantes en los derechos de los
trabajadores pero que sin embargo no colmaron
las expectativas de las grandes mayorías porque siguieron los bajos salarios y las condiciones muchas
veces inhumanas en que realizaban su trabajo. Y esta falta de reconocimiento de sus derechos se ve acrecentado con la caída del bloque socialista y la predominancia del sistema capitalista rompiendo
el equilibrio político a nivel mundial. Con la predominancia del sistema capitalista
hoy vemos la crisis en que se encuentra sumida el mundo donde justamente los perjudicados son los trabajadores y las amplias mayorías de las
naciones del mundo. Hay países como
Estados Unidos de Norteamérica o los europeos cuyas economías están sumidas en
la bancarrota y sus trabajadores muchas veces han vistos esfumarse sus salarios,
puestos de trabajo y los ahorros de toda su vida que son usados sin el menor
reparo para refinanciar las quiebras de
las empresas del sector privado sin contemplaciones de ninguna índole. Ahí tenemos a España,
Italia y Grecia. Y, esto, tiene que ver
con el Perú. El problema es que somos dependientes de las economías más grandes
y esa ola de la crisis del sistema en
cualquier momento puede llegar a nuestra
patria con las consecuencias que traería,
sobre todo, para los trabajadores. ¿Qué nos queda?